Se reunió con Dios el 7 de Junio del 2008 |
Sylvia Pardo, que contó el calendario del desamor, sólo temió no morir a tiempo. Su orgía sensual pagó al contado cada una de sus inenarrables experiencias. Pero nunca, y menos en la recta final, aceptó diagnóstico ni medicamento humanos. En la soledad de su modesto acastillamiento de Lomas de Vistahermosa, rodeada de pinos, donde las lluvias todavía levantan un acendrado aroma a savias, fue poblando cuadernos, hojas sueltas, cajas de pañuelos desechables, empaques comerciales, muros, puertas, superficies todas santificadas por el fondo blanco y vueltas cálices así, la corte de ángeles que la acompañarían en su última voluntad de ingravidez: vuelo de este último junio irrecuperable, solitario, secreto, en que al fin se fusionaron cara y cruz. | texto: Tita Valencia |