El ojo que se ve a sí mismo adquiere la capacidad de reinventarse, descubriendo que su identidad... esa, su máscara, no es más que un Angulo, un punto sobre un circulo de infinitas posibilidades. La parodia de uno mismo es la que vence al mito, el mito de la personalidad -esa cárcel que nos separa de nosotros mismos, reduciéndonos a objetos. Cuando descubrió que el mundo entero no era mas que un espejo, ella comprendió que el paisaje era su verdadero organismo -cada árbol, cada nube y cada río contenían la clave de un estado de animo, de un recuerdo o una impresión futura, y que, en conjunto, eran la suma de un numero inagotable de posibles relaciones y de historias. Así, despertando del sueño de la realidad, la verdadera magia comenzó a tener lugar -el sueño dirigido, voluntario, y trascendido. La maestría sobre las ilusiones para tornarlas medios y no fines, ecos de lo posible y puntos de acceso a la verdadera realidad, o sea, el misterio | Texto: Pablo Rosenblueth